María Corina Muskus Toro: “El feminismo es una práctica constante”

Maria Corina Muskus Toro es una abogada feminista experta en género y derecho internacional de los derechos humanos, fundadora de una red de ayuda para inmigrantes venezolanas llamada Venezolanas Globales y además creadora del curso en línea ¿Feminista yo?

Actualmente, estudia en York University movimientos feministas digitales en América Latina, y el caso particular #YoTeCreo en Venezuela.

JEVAS COMBATIVAS sostuvo una entrevista donde hablamos del significado del feminismo y por qué las mujeres no podemos bajar la guardia en el Siglo XXI.

JEVAS COMBATIVAS: Cuéntenos un poco de ti, de tu carrera y experiencia profesional. 

Suministrada

MARÍA CORINA MUSKUS TORO: Me gradué de abogada en la Universidad Católica Andrés Bello, UCAB, en el año 2012. Posteriormente trabajé en el área de impuestos con en el escritorio jurídico Tinoco, Travieso, Planchart y Nuñez y luego con la empresa Deloitte.

Cuando terminé la universidad en 2012 estaba vinculada con todo lo que tiene que ver con los Model United Nations (Modelos de las Naciones Unidas), MUM por sus siglas en inglés. Muchos de los líderes actuales en derecho, gobierno, negocios y artes, incluso en la propia ONU, participaron en Model UN como estudiantes. En esos programas se hacían simulaciones ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos y tuve la oportunidad de viajar a México, Boston y Colombia. No solo participé, sino que fui entrenadora de algunos equipos que representaron a la UCAB. Fui profesora asistente de Derechos Humanos de la Clínica Jurídica de la UCAB, es decir que todo lo que tenía que ver con mis actividades extracurriculares estaba relacionado con los derechos humanos. 

JC: ¿Por qué se produjo el cambio de trabajar en un escritorio de abogados especialistas en impuestos para dedicarte a abogar por los derechos humanos?

MCMT: En 2014 me involucré con el Centro de Derechos Humanos de la UCAB que estaban apoyando a los estudiantes que estaban siendo detenidos en las históricas protestas de 2014 en contra del gobierno de Nicolás Maduro (se produjeron más de 3,000 arrestos) y por primera vez visité una prisión. Esta experiencia me llevó a cambiar drásticamente el rumbo de mi carrera. Me dije a mí misma “no quiero trabajar tiempo completo con inversiones millonarias extranjeras, mientras en las calles los estudiantes de mi país se están matando. No, no puedo hacerlo”. Me fui a trabajar en un escritorio de derechos humanos con Carlos Ayala.

JC: ¿Cuándo decidiste irte de Venezuela?

MCMT: Desde que estaba en la escuela mi deseo era irme del país por muchos factores como la inseguridad y la inflación, además quería una formación académica en el extranjero, pero mi madre siempre insistió que el pregrado tenía que hacerlo en Venezuela y el postgrado en otro país. Las opciones para hacer un postgrado en el exterior eran cuesta arriba porque mi familia no podía costearlo.

Luego conseguí una beca que me cubría el 50% para estudiar una maestría en leyes, derechos humanos y género en la American University en Washington. Vendí mi carro, mi ropa y todo lo que pude y en 2015 viajé rumbo DC, me quedé en casa de mi tío porque no podía pagar el alojamiento en la universidad. Estoy muy agradecida con él porque me aceptó y me abrió las puertas de su casa.

Culminada mi maestría empecé a trabajar en el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional. Luego gané la Beca Rómulo Gallegos, dirigida a jóvenes abogados de los países miembros de las Organización de Estados Americanos y empecé unas prácticas profesionales remuneradas en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH

JC: ¿Cuándo llegas a Canadá?

MCMT: Canadá (vivo en Toronto) es mi tercer país de migración después de EE.UU. y México. En 2018 me mudé a México donde vivía mi novio (actual esposo) y empecé a trabajar en la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de Derechos Humanos, una organización no gubernamental. En México fue que creé Venezolanas Globales, una iniciativa que tiene como objetivo buscar mejores oportunidades para las mujeres venezolanas migrantes y que surgió desde mi propia necesidad de contacto y redes de trabajo o networking

JC: ¿Cómo ha cambiado tu vida desde que te convertiste en inmigrante? 

MCMT: Ha cambiado muchísimo. En Washington me sentía muy libre, andaba en bicicleta es una ciudad muy segura el índice de violencia contra las mujeres es muy bajo, pero en Ciudad de México todo cambió y los espacios públicos estaban un poco más restringidos, pero abrí mi mente a otras mujeres, culturas, religiones y salí de la búrbuja en donde fui criada.

Ser feminista me lo dio la migración. Aprendí a ser más compasiva y me di cuenta del mundo de posibilidades que tenía fuera de Venezuela. En mi país más que vivir sobrevives y por ejemplo en el momento que me fui no tenía acceso a derechos fundamentales como comprar una pastilla anticonceptiva por la escasez. 

JC: ¿Cómo definirías feminismo? ¿Existen diferentes tipos de feminismo?

MCMT: Lo primero es que yo les hablo de feminismos, son diversos, continuos y están en constante movimiento. Hablo no de corrientes, ni olas feministas, porque las olas llegan y se van, y me gusta la permanencia. Hablo de tejidos feministas porque es una construcción. El feminismo es una teoría política que se ejerce a través de las acciones y los conocimientos colectivos de las mujeres que buscan la igualdad, no solo entre los sexos hombre - mujer, sino entendiendo los géneros en su diversidad.

También mi perspectiva habla de un feminismo interseccional porque reconoce que no hay una experiencia única de las mujeres, no podemos meter a todas las mujeres en el mismo saco. Existen muchas corrientes feministas: liberal, radical, interseccional, ecofeminismo, entre otras, pero todas buscan la igualdad y se acercan a ese objetivo de una manera distinta. El feminismo es una práctica constante, no solo es la teoría.

Suministrada

JC: ¿Cuál ha sido tu experiencia apoyando movimientos similares a #metoo?

MCMT: Estuve en EE.UU. cuando el movimiento #MeToo explotó. Escribí un artículo de opinión que se tituló “¿Por qué callamos? Ashley Judd no lo hizo”. Luego en México escribí “El ·#MeToo llegó para quedarse”. Allí hablaba de la realidad latinoamericana y los feminicidios, el machismo, acoso y violencia. Al año siguiente el #MeToo llegó a México a través de las redes sociales, pero no llegó a Venezuela. Posteriormente surgió el movimiento #YoTeCreoVenezuela que ha sido comparado con el #Metoo de EE.UU., pero existen ciertas diferencias y precisamente de eso estoy haciendo mi tesis. 

JC: ¿Cuáles son los retos de una feminista en el siglo XXI?

MCMT: Los retos son los mismos que el patriarcado que va evolucionando y va cambiando, penetra en la redes sociales, por ejemplo. Los espacios digitales son sumamente violentos para las mujeres, reciben inclusive amenazas de muerte. Que ya podamos votar y estudiar en la universidad no significa que los derechos de las mujeres no sean limitados. El patriarcado sigue presente en nuestro día a día, en los micromachismos y no podemos bajar la guardia. Seguimos necesitando a más mujeres que se llamen a sí mismas feministas.

Johani Ponce

Johani Ponce es una periodista venezolana radicada en Miami, Florida.

https://jevascombativas.com/autor/johani-ponce
Anterior
Anterior

Las mujeres son más propensas a creer que ES NECESARIO tomar medidas sobre el cambio climático

Siguiente
Siguiente

Kamala Harris anuncia subvención para mitigar el cambio climático En Florida