Muertes por contaminación superan las del COVID en EE.UU.

Más de seis millones de fallecidos ha sido el saldo que ha dejado la pandemia de la COVID-19 a nivel global, pero un nuevo informe de la Comisión de Contaminación y Salud de The Lancet, arroja que los diferentes tipos de contaminación ambiental son responsables anualmente de la muerte prematura de nueve millones de personas.

De acuerdo con el diario “El País” de España esto representa uno de cada seis fallecimientos a nivel global en un año y es más que la suma de todas las muertes de 2019 atribuidas a la guerra, el terrorismo, el sida, la tuberculosis, la malaria y el consumo de drogas y alcohol.

“El ejemplo del coronavirus nos muestra que se pueden evitar muchas muertes cuando se toman decisiones”, explica Rachael Kupka, directora de la Global Alliance on Health and Pollution (GAHP) y una de las autoras del informe.

“Como seres humanos no somos buenos para enfrentarnos a problemas a futuro, somos mejores para responder a emergencias, pero con la contaminación la prevención es lo más importante”.

La Comisión Lancet de 2017 sobre contaminación y salud, que utilizó datos del Estudio de Carga Global de Enfermedades, Lesiones y Factores de Riesgo (GBD) de 2015, encontró que la contaminación era responsable de aproximadamente 9 millones de muertes (16% de todas las muertes a nivel mundial) y por pérdidas económicas por un total de US$ 4,6 billones (6,2% de la producción económica mundial) en 2015. La Comisión señaló la profunda inequidad de la contaminación: el 92% de las muertes relacionadas con la contaminación, y la mayor carga de las pérdidas económicas de la contaminación, ocurren en países de bajos ingresos, países de ingresos medianos y bajos (LMIC).

The Lancet: Puntos clave del informe

En las últimas dos décadas, las muertes causadas por las formas modernas de contaminación (p. ej., la contaminación del aire ambiental y la contaminación química tóxica) han aumentado en un 66 %, impulsadas por la industrialización, la urbanización descontrolada, el crecimiento de la población, la quema de combustibles fósiles y la ausencia de una adecuada política química nacional o internacional.

A pesar de la disminución en las muertes por contaminación del aire y el agua en los hogares, la contaminación todavía causa más de 9 millones de muertes cada año en todo el mundo. Este número no ha cambiado desde 2015.

Más del 90% de las muertes relacionadas con la contaminación ocurren en países de bajos y medianos ingresos.

Las áreas clave en las que se necesita atención incluyen la contaminación del aire, el envenenamiento por plomo y la contaminación química. La contaminación del aire causa más de 6,5 millones de muertes cada año en todo el mundo, y este número va en aumento.

El plomo y otros productos químicos son responsables de 1,8 millones de muertes cada año en todo el mundo, lo que probablemente sea una cifra subestimada.

Estados Unidos informó que un millón de personas murieron a consecuencia del Covid-19.

La mayoría de los países han hecho poco para hacer frente a este enorme problema de salud pública. Si bien los países de ingresos altos han controlado sus peores formas de contaminación y han vinculado el control de la contaminación a la mitigación del cambio climático, solo unos pocos países de ingresos bajos y medianos han podido hacer de la contaminación una prioridad, dedicar recursos al control de la contaminación o lograr avances. Asimismo, el control de la contaminación recibe poca atención en la asistencia oficial para el desarrollo o la filantropía global.

La contaminación, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad son los problemas ambientales globales clave de nuestro tiempo. Estos problemas están íntimamente relacionados y las soluciones de cada uno beneficiarán a los demás.

No podemos seguir ignorando la contaminación. Estamos retrocediendo.

En su página web el Instituto Aspen explica muy bien porque se deben tomar acciones de inmediato. “Mucho antes de que los científicos del clima hicieran sonar las alarmas sobre las amenazas físicas a las capacidades de las ciudades para resistir condiciones climáticas extremas, incendios, aumento de agua y más, las comunidades ya estaban construyendo resiliencia.

Pero ahora los efectos de los cambios climáticos se sienten en nuestras puertas. Es más importante que nunca garantizar que los pilares de una comunidad sólida (buenas escuelas y hospitales, viviendas seguras, trabajos deseables y espacios verdes) estén protegidos y mejorados. Construir resiliencia en las comunidades requiere estrategias multifacéticas.

Los nuevos enfoques de la arquitectura, el diseño, la planificación urbana y la inversión en infraestructura son fundamentales. Igualmente, es importante fortalecer la resiliencia de todas las personas y los lugares donde viven y trabajan. ¿Cómo abordamos la equidad en este espacio? ¿De qué manera los pueblos pequeños y las grandes ciudades impulsan el cambio al empoderar a activistas, narradores y maestros para compartir ideas?

Y para las comunidades destruidas por el desastre, ¿podemos imaginar un marco para reubicar a los ciudadanos con dignidad y respeto? A medida que trabajamos para adaptarnos a las nuevas realidades, con frecuencia calamitosas, de un clima cambiante, esta pista abarca los tipos de innovaciones de diseño e historias de resiliencia que inspiran a todos hacia un cambio real.

 

Johani Ponce

Johani Ponce es una periodista venezolana radicada en Miami, Florida.

https://jevascombativas.com/autor/johani-ponce
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