Entrevista: Catalina Droguett, pionera en la de defensa de la sustentabilidad
La eco-periodista sostiene que el mundo enfrenta tres crisis, las cuales ponen en riesgo la existencia de los seres vivos en caso de no modificar el estilo de vida ligado al consumismo
Radicada en el centro de Santiago de Chile, desde hace más de 15 años, Catalina Droguett decidió voltear su mirada a la defensa del medioambiente y el desarrollo sustentable a partir de impulsar la ecología; así como de los proyectos de emprendedores que convergen en la idea de formar una sociedad menos atada al consumismo.
La eco-periodista creció rodeada de limitaciones en una de las zonas más pobres de la capital chilena. Pero luego, esta aguerrida líder, descubrió que la única ruta para salir adelante consistía en aprovechar y cuidar al máximo el agua, los alimentos y hasta la ropa que vestía.
La triple crisis planetaria
Posteriormente, Catalina se fue abriendo camino en los negocios hasta convertirse en una exitosa empresaria que, al alcanzar una posición financiera estable, se percató del daño causado por la actividad humana al planeta y de la obligación que tenía de alertar a la sociedad a través de una plataforma orientada a tratar de frenar lo que define como una triple crisis.
“Experimentamos los efectos de una triple crisis planetaria que tiene que ver con una crisis de contaminación evidente, una crisis relacionada con la pérdida de biodiversidad importante y una crisis ligada al cambio climático, la cual ya no es algo del futuro”, señaló en una entrevista con Huella Zero.
Lo primero que Catalina hizo fue plasmar el problema del calentamiento global, aterrizándolo a casos prácticos relacionados con las repercusiones que genera en el entorno de cualquier ciudadano.
Para ello creó un programa de radio llamado Chile Sustentable, en el que además presentó a emprendedores que creaban de manera casi intuitiva proyectos encaminados a enfrentar el problema.
En este sentido, la diversidad geográfica que presenta la región andina le significó un buen termómetro para exhibir los embates del clima, con descomunales aumentos de temperatura y mayores carencias de agua en sitios como el desierto de Atacama.
Con una concentración alarmante de gases de efecto invernadero en la capital del país, donde se presentan incendios y la pérdida de biodiversidad en las regiones del sur; hasta llegar a la región austral donde el nivel del mar aumenta a la par de que las aguas son cada vez más cálidas y poco saludables para la fauna de la región.
Al hablar de estos problemas, personas en todo Chile comenzaron a darse cuenta de que, sin importar el sitio donde viven, el calentamiento global les afecta y sus devastadores efectos, más temprano que tarde, los perjudican.
Ecología personal
De esta manera la voz de Catalina Droguett se convirtió en la de una mujer influyente que saltó de la radio a la televisión, y de ahí a escribir un libro llamado Ecología Personal, una invitación a transformar nuestro estilo de vida para ser más responsables con un planeta donde sólo somos residentes de paso.
“Sin desarrollo humano difícilmente podremos tener un desarrollo sostenible. Un ser humano que no hace el viaje más importante de su vida que es hacia su interior para auto conocerse, difícilmente podrá inspirar a otro a movilizarse. Nosotros habitamos este planeta, pero no nos pertenece. No somos dueños a pesar de que alguien nos hizo creer lo contrario. No somos los dueños ni de los animales, ni de las plantas ni de la tierra”, subrayó.
Al igual que cientos de organizaciones en todo el planeta, Cata, como cariñosamente la llaman los miles de entrevistados que han tenido la oportunidad de participar en sus programas, es partidaria de que sólo se podrá reparar un poco el daño causado en el planeta en la medida en que modifiquemos nuestra manera de vivir y comportarnos.
“Una herramienta radicalmente poderosa para poder revertir esta triple crisis planetaria consiste en ser mejores humanos que pongan el ojo en una vida más minimalista, más colaborativa, de menos competencia; donde seamos más respetuosos de las diferencias, más inclusivos. Donde no seamos unas termitas consumidoras, desesperadas por aparentar hacia fuera porque no queremos mirarnos hacia afuera. Es allí donde nace el concepto de ecología personal, esa brujulita que nos dio la fuente, Dios, el espíritu universal o como lo quieras llamar.
Cuando tú la enciendes te dice: ‘No, para allá no, eso no te va a hacer bien, esto no lo necesitas; o sí, aquí me siento impositivo porque me fascina, porque hay propósito, reunión, colaboración’. Encender esa brújula es encender tu guía, es entender que debemos ser un mejor habitante en el planeta, porque todos somos uno”, concluyó.